Ir al contenido principal

Stranger than fiction (Más extraño que la ficción) - Marc Forster, 2006.-


Esta película cuenta una historia demasiado vista (la de un hombre apocado y racional que se enamora de una mujer apasionada que pone su vida de cabeza) en una forma totalmente novedosa desde lo visual y con una vuelta de tuerca muy original en su argumento.-
Momento N° 1: el viaje en autobús.-
Harold Crick (Will Ferrell) es un solitario agente del IRS cuya existencia se ve alterada cuando una mañana comienza a escuchar una voz femenina que narra una historia que lo tiene por protagonista. Uno de los giros más importantes en esa historia tiene lugar cuando Harold se presenta en la panadería de Ana Pascal (Maggie Gyllenhaal) para realizar una auditoría y queda fascinado con ella. Unos días más tarde la encuentra en el autobús e intenta - sin mucha habilidad - iniciar una conversación con ella. Esta escena más bien ordinaria está filmada en una de las formas más interesantes que yo recuerde haber visto en el cine contemporáneo: Harold está sentado en la parte media de esos autobuses largos prolongados por un fuelle y los desplazamientos que produce el movimiento del vehículo aportan mucho a los distintos planos de la escena; aún cuando la cámara está fija, cada toma tiene movimiento.-
Momento N° 2: un plato de galletas para salvar el día.-
Luego del encuentro en el autobús, Harold se presenta en la panadería de Ana para hacer la auditoría. La tarea se vuelve sumamente ardua a causa del caos deliberado en los archivos de Ana. Al final de la jornada Harold está exhausto y desencantado y se encuentra con una sorpresa: Ana horneó galletas con chispas de chocolate para él y lo convence de probarlas argumentando que una galleta y un vaso de leche en el cual sumergirla pueden mejorar el día más horrible. La expresión de Harold cuando prueba el primer bocado nos convence de que ello es así y mientras Ana cuenta cómo se convirtió en panadera surge uno de los temas principales de la película: los pequeños gestos, aquellos detalles de amabilidad que tenemos con los demás pueden lograr un mundo mejor y es la contribución que podemos hacer desde nuestro lugar. Elegí este momento no solo porque las delicadas actuaciones de Ferrell y de Gyllenhaal producen una hermosa escena sino también porque me gusta mucho la forma en que está contado: aquí no aparece la voz de la narradora, este momento pertenece solamente a Harold y a Ana y - olvidando que en definitiva toda la historia es producto de la imaginación del guionista Zach Helm - diría que no podría haber sido dictado por ninguna voluntad creadora.-
Momento N° 3: la caja de harinas.-
Este no es verdaderamente un momento sino uno de los detalles de originalidad de esta película y es que a veces mis momentos, esos fragmentos que hacen que vuelva a ver una película una y otra vez, tienen que ver con unos pocos y maravillosos segundos que quedan grabados en mi memoria. En este punto, Harold comprobó que no puede eludir el destino fatal que la narradora trazó para él de modo que decide vivir su vida plenamente, librado de las ataduras que tuvo hasta ahora. Como parte de ese plan vuelve a buscar a Ana, pero no lleva un ramo de flores - lugar común de la comedia romántica - sino una caja de harinas (aquí se aprovecha la paronimia en inglés entre flowers/flores y flours/harinas). Seguramente es una tontería pero esta escena es una de mis favoritas en “Más extraño que la ficción”. Es novedosa, no es gratuita porque se vincula con el oficio de Ana y además responde a la lógica de este personaje: por muy bello que sea recibir flores, tiene mayor sentido que Ana decida invitar a Harold a su casa cuando éste le trae un elemento con el cual ella puede trabajar, al que puede transformar en algo que la ayude en su objetivo final de hacer un mundo mejor a fuerza de galletas.-
Momento N° 4: Harold conoce a Miss Eiffel.-
En el tercer acto de la película, con ayuda del Profesor de Literatura Jules Hilbert (Dustin Hoffman), Harold descubre que la voz que escucha pertenece a Kay Eiffel (Emma Thompson), una autora que sólo escribe tragedias que terminan con la muerte de los protagonistas. Desesperado por evitar ese desenlace, Harold corre a encontrarse con Kay para persuadirla de que cambie de opinión. Toda esta secuencia - que culmina cuando Penny (Queen Latifah), la asistente de Kay, sugiere que Harold lea la novela sobre su vida - es brillante desde varios puntos de vista. En primer lugar, logra muy buen ritmo y genera suspenso gracias al montaje, a la elección de los planos y a la banda sonora; en segundo lugar, las actuaciones son maravillosas (¡inmensa Emma Thompson, cuántos matices alcanza en una sola escena!); y finalmente aquí se cruzan otros dos temas de la película, uno literario y el otro metafísico: por un lado una variante del mito de Pigmalión en donde ya no sabemos si el creador determina el destino de su creación o si ésta dicta su propia historia (por momentos Harold sigue la narración de Kay y por otros dirige los acontecimientos o actúa sin conocimiento de la narradora como si tuviera “vida propia”); por otro lado, la inexistencia de destinos trazados de antemano expresada a través de la alteración que Harold produce en la historia que protagoniza, por el solo hecho de existir…
Momento N° 5: el final perfecto versus el final posible.-
El final de la película, que espero no contar, es muy bello y está muy bien editado pero por sobre todas las cosas es relevante: aquí se unen todos los temas que se fueron desarrollando y nos quedamos con el sabor de las reflexiones que la película ofrece acerca de las conexiones humanas, del poder del narrador (tanto como influencia sobre sus lectores como en su carácter de dios del pequeño universo que crea), del destino (me resultó interesante que Harold logre modificar su destino a partir de la aceptación de ese destino, es decir que lo transforma cuando deja de pelear contra él) y del amor que transmite un buen plato de galletas…
Y hablando de galletas, preparé unas con chispas de chocolate que les aseguro que reconfortan, tal como explica Ana en la película...

Comentarios

  1. Mi querida Bet, me gusta mucho esta película que analizas en sus momentos (¡y con esas deliciosas galletas!). Primero vi otra faceta de Will Ferrell y su personaje me llenó de ternura. Segundo me permitió disfrutar de nuevo de Maggie Gyllenhaal. Tercero me encanta esa forma, como dices, de contar una historia y cómo habla y seduce con la creación literaria (y cómo dibuja a la narradora como un ente capaz de crear todo un universo, el de Harold Crick, su triste personaje, que de pronto ante una posibilidad de felicidad, de vivir, se rebela contra su destino...). Y cuarto seguir la trayectoria de un director que me gusta mucho. Lo descubrí con Monster ball (desgarradora), me emocionó y lloré con Descubriendo nunca jamás y me mostró una historia de infancias heridas que te rompen en Cometas en el cielo...

    Beso
    Hildy

    PD: ¡creo, cruzo los dedos, que ya se ha podido solucionar -pues ha sido arduo- lo de los comentarios de mi blog! Te agradecería, si no te importa y puedes, para tener constancia de que sí, de que ya funciona, que intentases mandarme un mensaje. Mil gracias.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¿Sabés que no he visto ninguna de esas películas? Tengo mucha tarea para el hogar atrasada, ya intentaré acercarme a alguna de ellas...
      Yo recuerdo haber esperado años para ver esta película, porque vi una vez el "detrás de escena" en la tele y después nunca la pasaron por ningún canal. En cuanto la encontré en DVD me abalancé para comprarla y fue una delicia. Es muy novedosa (diez años después sigue siéndolo) y de verdad que muestra un Ferrell totalmente desconocido. No recuerdo haberlo visto en otro papel así y es una pena, debería intentarlo más seguido (lo último que descubrí de él fue "Los productores", que atrapé por televisión empezada hace pocos días y está genial allí, es casi lo mejor de la película).-
      ¡¡Logré dejar un mensaje en tu blog!! Qué curioso que se "cerrara" de esa manera (en realidad todo lo que sucede en la computadora me parece muy curioso, pero esto lo es más)... Noté que eliminaron las opciones de suscripción, ¿habrán sido parte del problema?
      Te mando un beso grande y una canasta de galletas virtuales para festejar los arreglos en el blog, je je. Bet.-

      Borrar
  2. Esta película la he visto hace mucho tiempo y creo recordar vagamente la escena en que la protagonista le hace probar sus galletas. Realmente para hacer un comentario de ella tendría que buscarla y verla nuevamente.
    Gracias Bet, por encender la llama de la pasión por ver más cine a través de tu blog.
    Cariños.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por tu comentario Sara! Realmente, sólo intento compartir algunas impresiones sobre películas muy queridas por mí (y, de paso, aprovecho para desempolvar algunas pelis que tenía olvidadas). Espero que puedas volver a ver pronto esta película y me cuentes que te pareció.-
      Un beso, Bet.-

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Nuevo abecedario de cine (Edición musicales): N.-

Neptune’s Daughter (La hija de Neptuno) - Edward Bussell, 1949.- No podían faltar las fantasías acuáticas de Esther Williams en este abecedario de cine. En este caso la sirena de Hollywood es Eve Barrett, una nadadora amateur que es captada por el empresario de trajes de baño Joe Backett (Keenan Wynn) para que diseñe piezas para él. Tiempo después, Eve se ve involucrada en una intriga amorosa con el polista sudamericano José O’Rourke (Ricardo Montalbán) a quien cree separar de su hermana menor Betty (Betty Garrett), aunque ésta está enamorada de un masajista llamado Jack Spratt (Red Skelton) que usurpó inocentemente la identidad del polista.- Por complicada que parezca la trama de la película (y se complica aún más con la intervención de un mafioso que secuestra a ambos José, al falso y al verdadero, para asegurar una apuesta deportiva, y con un improvisado poliedro amoroso cuando Joe se revela enamorado de Eve), no hay mucho allí. Neptune’s Daughter es una pequeña película que recue

Variaciones sobre un mismo tema: Love Affair (1939) - An Affair to Remember (1957).-

En este caso comentaré ambas películas a la vez porque el diálogo entre ambas es tan intenso que siento que no puedo separarlas.- Love Affair y An Affair to Remember forman parte de una miniserie dentro de esta serie de variaciones que encuentro fascinante y es la de directores que se pusieron al frente de remakes de sus propias películas, en este caso Leo McCarey. Me intriga mucho la idea de un director lo suficientemente comprometido con una determinada historia como para retomarla años después con otro elenco, otra tecnología, otra forma de contar.- Hacía mucho tiempo que no me reencontraba con estas películas (particularmente con Love Affair , que creo que sólo ví una vez antes) y de pronto descubrí aristas que nunca había advertido. Ahora creo descubrir que lo que resulta tan atrayente de esta historia no es tanto el aspecto del deber y la tragedia interponiéndose en una pareja (hay muchas historias con los mismos elementos) sino principalmente esta idea de dos seres

The Band Wagon (Melodías de Broadway) - Vincente Minnelli, 1953.-

Volví a reencontrarme con este magnífico musical luego de mucho tiempo y quedé fascinada por la potencia de sus números de baile, por supuesto, pero sobre todo por la enorme capacidad del trío principal (Fred Astaire, Cyd Charisse y el director Vincente Minnelli) de reírse de sí mismos y de reinventar el presente, dejando a la vez una mirada melancólica sobre el pasado.- Astaire inaugura su tercera década en la pantalla en el rol de Tony Hunter, una antigua gloria del cine que ya no logra interesar al público y que, buscando una nueva veta en su carrera, regresa a Nueva York para protagonizar una comedia musical escrita por sus amigos Lily y Lester Marton (Nanette Fabray y Oscar Levant). Los Marton cuentan con la estrella del teatro dramático Jeff Cordova (cómo me gusta Jack Buchanan) para dirigir su obra y Jeff convoca, en su proyecto de transformar el show en una pieza de sustancia y trascendencia, a la bailarina clásica Gabrielle Gerard (Cyd Charisse) y a su novio coreógrafo